A fines del año pasado, el mal elaborado llamado de protesta que los activistas de Greenpeace realizaron en nuestras Líneas de Nazca, no sólo nos hizo apreciar mejor el incalculable valor de esta joya arqueológica, sino también las deficiencias del Estado Peruano para protegerlas. Tras una serie de acusaciones mutuas y "pasándose la pelota" cada vez que eran entrevistados, las autoridades encargadas de preservar la integridad de las Líneas de Nazca, dirigidas a su vez por el Ministerio de Cultura, no sólo permitieron que los activistas se marcharan del país sino que además no han podido identificarlos para eventuales sanciones o para una mejor búsqueda a nivel internacional. Me pregunto ¿que hubiera pasado si los activistas de Greenpeace hubieran dañado las Pirámides de Egipto? Bueno, para su información, en Egipto con tan sólo escalar la pirámide o pintarla puedes hacerte merecedor a una multa de hasta 100,000 dólares y en el peor de los casos a cadena perpetua.
Con las ventajas que ofrece nuestro gobierno y el Ministerio de Cultura, para quienes las "Líneas de Nazca no son vistos más que como un terreno sin "aprovechamiento", es fácil suponer que los activistas hayan encontrado atractiva para su singular protesta. Si al fin y al cabo, nadie la cuida desde que falleció María Reiche (a menos que los invasores que existen en los alrededores estén siguiendo sus pasos).
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Imagen de revistaguialatina.es |
Y mientras la prensa entrevistaba a diversos personajes y nos engatusaba con sus "protestas" y "frases patrióticas"; éstas, cual cortina de humo, sólo sirvieron para distraernos más y permitir la fuga de estos "criminales". Ahora que las aguas se han calmado un poco, y para justificar su existencia como ministerio, se ha propalado en diversos medios que sancionaron al arqueólogo que permitió la entrada a las Líneas de Nazca de una periodista japonesa que se tomó una foto en nuestras, ahora sí, "intocables" líneas.
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Imagen tomada de El Comercio |
Si bien es cierto, y parecería lógico, debe haber una sanción. ¿Por qué esta noticia surgió ahora que la población exige las cabezas de los que permitieron el ingreso de los activistas de Greenpeace? Que extraño que el castigo que se dará al arqueólogo que permitió a una periodista japonesa con afán de dar a conocer nuestra cultura al mundo, que siguió las indicaciones del guía en todo momento y cuyo paso no ha dejado ningún daño irreparable en nuestro patrimonio arqueológico, sea mucho más severo, que la burda protesta protagonizada por la banda de Greenpeace, en donde no se ha mencionado ni siquiera al guía que permitió esta osada acción.
Esperemos que el Ministerio de Cultura no use este caso como "chivo expiatorio" para hacernos olvidar que su función no es en sí esperar que existan estas faltas o atentados para luego aplicar sanciones, sino proteger y preservar nuestros patrimonios arqueológicos con los fondos económicos que el Estado destina para ellos.
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